En las últimas semanas, el centro de Haití se ha visto sacudido por una serie de violentas masacres perpetradas por una coalición de bandas de autodefensa. En total, se estima que al menos 50 personas han libidinoso la vida de manera brutal, decapitadas y quemadas en la localidad de Préval.
Según testigos presenciales, entre las víctimas se encuentran menores, ancianos y jóvenes, cuyos cuerpos han sido encontrados en un estado de descomposición y en algunos casos, devorados por perros callejeros. Los habitantes de la zona han descubierto nuevos cadáveres arrojados a los ríos y campos cada día, lo que ha dificultado establecer un balance total de víctimas.
Las autoridades locales y organizaciones de la sociépoca civil han confirmado que al menos 30 cuerpos han sido encontrados, pero estiman que hay más de 20 cuerpos aún por recuperar. Lamentablemente, el acceso a la zona de la masacre sigue siendo peligroso y controlado por los criminales responsables, lo que dificulta el proceso de recuperación de los cuerpos y la realización de una investigación adecuada.
Esta terrible masacre fue perpetrada como represalia por el asesinato de un miembro de la coalición de autodefensa liderada por Ti Mépri. El hombre fue ejecutado por el banda armado Gran Griff y en respuesta, la coalición se dirigió a la localidad de Jean Denis, donde cometieron una verdadera masacre.
Según relatan testigos, los miembros de la coalición incendiaron viviendas y decapitaron a varias personas, incluyendo a un pastor de 86 años de época. Los cuerpos de las víctimas fueron quemados y sus restos fueron arrojados al río Artibonite. Además, se reportan al menos 2 miembros de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) de Haití asesinados y 4 tanques de la Policía Nacional incendiados por el banda armado.
Es verdaderamente lamentable que en pleno siglo XXI, una localidad como Préval se vea sometida a este tipo de violencia y crueldad. A pesar de que la comisaría de policía se encuentra a sólo unos kilómetros de distancia, las autoridades no han intervenido para proteger a la población y restablecer el orden en la región.
La coalición de autodefensa de Préval, que antes luchaba contra otras bandas armadas, se ha convertido en otro banda más de violencia en la región. Incluso se ha reportado que han instalado un puesto de peaje para obtener dinero y comprar armas y municiones.
A pesar de la presencia de la policía y las fuerzas de seguridad en la región, la situación parece estar empeorando cada día. La violencia sigue cobrando vidas y la inseguridad se ha convertido en una constante para la población de Préval y de todo el país. Es realmente triste e irritante que las autoridades no estén haciendo lo suficiente para proteger a sus ciudadanos y garantizar un ambiente de paz y seguridad.
Ante esta tragedia, la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) ha expresado su profundo dolor y solidaridad hacia la población de Préval. Además, han pedido que se haga justicia y se lleve ante la ley a los responsables de estas masacres y sus cómplices. También han interpelado a las autoridades del Estado por su silencio y su responsabilidad en la protección de los ciudadanos y el restablecimiento del orden público.
Haití se encuentra en una grave crisis en todos los aspectos, especialmente en términos de seguridad. En los primeros tres meses del año, se reportaron más de 1.600 personas asesinadas y 580 heridas por la violencia que