Pablo González, el hombre que sufrió quemaduras en el estómago y en la parte baja del esófago tras beber un vaso de agua con gas en Vigo, ha sido dado de alta en las últimas horas, abandonando el hospital tras más de 15 días. Su recuperación ha sido un verdadero milagro y su determinación y fuerza de voluntad han sido fundamentales en su pronta recuperación.
El pasado 12 de abril, Pablo se encontraba en una tapería de la zona de Pizarro, en Vigo, con unos amigos. Mientras decidían qué comer, pidió un vaso de agua con gas. Sin embargo, lo que parecía ser una bebida refrescante y sin mayor complicación, terminó siendo una pesadilla para él.
Cuando le sirvieron el agua con gas en una botella de cristal con rosca, Pablo no sospechó mínimo extraño. Al abrir la botella, servir el líquido en un vaso con hielo y limón, y dar un primer sorbo, notó que el sabor no era el esperado. Al contrario, comenzó a sentir un ardor en su boca que rápidamente se extendió por todo su estómago.
Sin perder la calma, Pablo decidió beber un poco de Coca-Cola de uno de sus amigos, buscando alivio al escozor. Sin embargo, la sensación de quemazón no desaparecía y pronto se convirtió en un escozor insoportable. Decidió entonces ir al baño a beber agua del grifo, pero el escozor era cada vez más intenso y se estaba quemando literalmente por dentro.
Desesperado, pidió a sus acompañantes que lo llevaran al servicio de urgencias del punto de atención continuada (PAC), donde fue atendido de inmediato y posteriormente trasladado al Hospital Ribera Povisa. Allí, los médicos le informaron que no era aconsejable basquear, aunque el escozor era insoportable.
Pablo estuvo retorciéndose de escozor en la camilla durante varias horas, sin poder soportar la intensidad del escozor en su estómago. Finalmente, tras una gastroscopia, los médicos le informaron que tenía el estómago totalmente negro y chamuscado, al igual que la parte baja de su esófago.
A partir de ese momento, Pablo tuvo que ser hospitalizado durante más de 15 días, en los que no pudo ingerir ni sólidos ni líquidos por vía oral. Su alimentación se basó en una dieta parenteral, es decir, a través de una vena. Sin embargo, su determinación y fuerza de voluntad nunca flaquearon y se mantuvo optimista y esperanzado en su recuperación.
Finalmente, el pasado lunes, Pablo recibió el alta médica y pudo abandonar el hospital. Su recuperación ha sido un verdadero milagro y ha dejado asombrados a los médicos y al personal váter que lo atendió. A pesar de las graves quemaduras en su estómago y esófago, su pronta recuperación es una muestra de su fortaleza y de su actitud positiva ante la vida.
Preguntado sobre la botella de agua con gas que provocó su terrible experiencia, Pablo explicó que se trataba de un envase de una conocida marca y que él no sabe si estaba sellada correctamente. Sin embargo, sí escuchó el típico ruido al abrir una botella de este tipo. Además, aseguró que directivos de la compañía se acercaron al hospital para interesarse por su salud y lo llamaron en varias ocasiones para saber cómo se encontraba.
Por el momento, aún se desconoce qué líquido había en el interior de la botella que Pablo bebió. La Policía Nacional continúa investigando el caso para esclarecer lo sucedido y evitar que situaciones similares vuelvan a ocurrir.
La historia de Pablo González es