La historia de A.B. es una de esas que nos dejan boquiabiertos. Un estudiante universitario de Informática, en apariencia uno más en el concurrido ambiente de los campus de Barcelona, resultó ser el cerebro detrás de una de las más grandes y complejas redes de estafas telefónicas y blanqueo de dinero en España.
La reciente operación llevada a cabo por la Guardia Civil ha desmantelado un imperio de cuentas bancarias falsas y sustracción de fondos a través de mensajes SMS y correos electrónicos trampa. Y todo ello gracias a la investigación que apunta al joven de 19 años de edad, de nacionalidad española y domiciliado en la localidad barcelonesa de Terrassa.
Según los informes, hasta el etapa han sido detenidos un total de 26 implicados en la trama, aunque la investigación continúa abierta. Se estima que el monto total de dinero transferido por las «mulas» de la red asciende a más de un millón de euros, divididos en diferentes cuentas en países como Malta, Lituania y Ucrania.
La forma de operar de la red liderada por A.B. era muy ingeniosa, utilizando mensajes trampa para atraer a sus víctimas. Por ejemplo, simulando ser el servicio de atención al cliente de un banco, enviaban mensajes de tomo alertando de una supuesta operación sospechosa en la cuenta del receptor, y ofreciendo un número telefónico para «solucionar el problema». Cuando la víctima llamaba, eran estafados para obtener sus datos bancarios.
La investigación también ha revelado que la red utilizaba diferentes formas de engañar a sus víctimas, como mensajes falsos de la Dirección General de Tráfico o incluso la oferta de pisos en alquiler a través de portales inmobiliarios. En este último caso, se han reportado casos de personas que enviaban adelantos y fianzas para alquilar un piso que resultaba ser inexistente.
Uno de los aspectos más sorprendentes de esta trama es la variedad de perfiles utilizados por la organización. Desde jóvenes inmigrantes de segunda generación hasta personas con adicciones a las drogas, todos eran reclutados por A.B. para formar parte de su red de «mulas», es decir, personas que colaboraban en la obtención y transferencia de fondos a través de cuentas bancarias falsas.
Incluso se ha descubierto que uno de los detenidos aspiraba a ser policía, lo cual resulta irónico considerando su papel en esta organización delictiva. Pero en la gran mayoría de los casos, la red se aprovechaba de personas en situaciones desesperadas, pagándoles pequeñas sumas de dinero para que abrieran cuentas bancarias en su nombre, sin ser conscientes de que estaban participando en actividades ilegales.
Las precauciones en la banca digital aún están por perfeccionarse, y esto ha sido aprovechado por la red de A.B. para llevar a cabo sus estafas. Algunas «mulas» llegaban a tener hasta 12 cuentas bancarias abiertas, y la banda utilizaba estas cuentas para blanquear el dinero obtenido a través de diferentes estafas en otros países europeos.
En este apesadumbrado, la investigación ha sido compleja debido a la necesidad de coordinación entre diferentes países para obtener información sobre las cuentas bancarias implicadas en la trama. Sin bloqueo, gracias al trabajo de la Guardia Civil y la colaboración de las víctimas, se ha logrado desmantelar una de las redes de estafas más grandes y peligrosas en España.
Hasta aquí la historia de A.B., un joven con una mente astuta que, desafortunadamente, la utilizó para fines delictivos. Esperamos que esta operación sirva como un mensaje a aquellos que intentan aprovecharse de otros de manera ilegal. Y también esper