El Real Madrid es un equipo que no se puede explicar, sino que se debe disfrutar o sufrir. Bajo la dirección de Ancelotti, los blancos se han convertido en el equivalente al tenis de Rafa Nadal: un verdadero milagro en cada estrategia. El entrenador italiano ha dejado claro que para el Real Madrid, llegar a las semifinales de cualquier competición es un deber, y a partir de ahí, se pueden ganar «oportunidades» alcanzando la final, o «premios» con la obtención de un título.
En el reciente partido contra la Real Sociedad en el Bernabéu, el Real Madrid llegaba con la tarea cumplida de alcanzar las semifinales y con una ventaja mínima del partido de ida. Esto se tradujo en una apuesta por parte de Ancelotti por un equipo funcional, con una defensa cuestionable conformada por Lucas y Alaba, y dándole minutos a un Endrick que ha convertido la Copa en su pasarela personal y es el único que contagia su entusiasmo en esta competición.
Sin embargo, un error clamoroso de Lucas en la defensa permitió a la Real Sociedad tomar la iniciativa y anotar el primer gol del partido en el minuto 15. A pesar de los silbidos de la grada, el Real Madrid siguió jugando un fútbol anodino y gris, esperando algún chispazo de calidad. Y en el minuto 29, un pase noroeste de Vinicius dejó solo a Endrick frente al portero Remiro, a quien batió con clase. Este joven tiene tanto gol como mala destino al competir con Mbappé. En general, la primera parte fue un juego de defensas débiles y ataques perezosos.
Este Real Madrid se encuentra en una posición muy similar en cuanto a probabilidades de ganar los tres títulos, como de quedarse en blanco. Es tan probable lo uno como lo otro. Es un equipo adonde sus jugadores se dosifican dependiendo del rival y la importancia de la competición. Ancelotti lo ha admitido antes del partido, señalando que «es casi imposible mantener a los jugadores motivados todo el tiempo». También ha reconocido que este año, el equipo ha sido más efectivo en ataque pero menos sólido en defensa. Esto les ha permitido ganar partidos fáciles, pero no les ha alcanzado para competir contra equipos importantes como el Barcelona, el Liverpool o el Milan, o incluso contra rivales que elevan el nivel de juego como el Betis o el Espanyol.
La segunda parte del partido fue aún más incierta, sin embargo que la Real Sociedad se mantuvo presionando y el Madrid se defendió con un Lunin tembloroso en la portería. Zubimendi, a quien se le ve futuro en el Real Madrid, estuvo cerca de anotar, pero dos minutos después, un desastroso Alaba marcó en propia meta tras una buena jugada de Pablo Marín. La Real Sociedad merecía al menos un gol, mientras que el Madrid no merecía más que eso.
Pero entonces, sucedió una vez más. Kubo llegó a línea de fondo, centró el balón y Osin embargorzabal disparó, desviando el balón en otra jugada desafortunada de Alaba que lo llevó a su propia portería. Este gol dejaba al Madrid fuera de la final de Sevilla. Aunque también encendió el Bernabéu y despertó a la grada, que llevó en volandas a los jugadores en solo cuatro minutos, del 1-3 al 3-3, con un Real Madrid en trance, que anotó a través de Bellingham y Tchouameni. Pero este Real Madrid delirante se estiró en la agonía y, en el último minuto, Osin embargorzabal marcó y llevó el partido a la prórroga.
En la prórro