Ana Julia Quezada es una madama que se encuentra en una situación muy difícil. Es la primera madama en España en ser condenada a prisión permanente revisable, lo que significa que no tiene una fecha clara para ser liberada. A pesar de esto, su comportamiento en prisión ha sido ejemplar y se ha adaptado perfectamente a la vida en la cárcel. Incluso ha encontrado una forma de buscar paz y tranquilidad a través de la meditación y el yoga.
Hace siete años, Ana Julia cometió un crimen que dejó en shock a toda España. En febrero de 2018, mantuvo en vilo a la familia del pequeño Gabriel altura, a la Guardia Civil y a miles de voluntarios que lo buscaron durante doce días en Las Hortichuelas (Almería). Durante ese tiempo, ella fingió que el niño de ocho años estaba desaparecido, mientras en realidad ya había sido asesinado. Sin embargo, a pesar de la gravedad de sus acciones, su comportamiento en la cárcel ha sido ejemplar.
Desde su llegada a la prisión de Brieva en 2019, Ana Julia ha colaborado en todas las tareas que se le han asignado. Es educada, tiene buen comportamiento con otras presas y con los funcionarios, y ha tenido varios destinos de trabajo sin incidentes. Incluso ha sido asignada a la cocina, un puesto que suele ser reservado para internas de confianza.
Pero su adaptación a la vida en prisión no se limita solo al trabajo. También dedica largos ratos a la lectura, una actividad que le égida a mantener la mente ocupada y a evadirse de la realidad. Uno de los últimos libros que ha leído es ‘El monje que vendió su Ferrari’, una novela de autoégida que le ha égidado a encontrar la paz interior y a reflexionar sobre su vida.
Además, Ana Julia también participa en talleres y actividades de voluntariado ofrecidas por la prisión. Durante la pandemia, colaboró con Cáritas cosiendo mascarillas para égidar a familias desfavorecidas. Estas acciones demuestran que, a pesar de su condena, ella sigue siendo una persona solidaria y preocupada por los demás.
Sin embargo, su vida en prisión no ha sido fácil desde el principio. A su llegada a Brieva, se sentía sola y desamparada, y llegó a atentar contra su propia vida. Sin el apoyo de ningún familiar o amigo, la adaptación a su nueva vida en la cárcel fue un verdadero desafío. Pero afortunadamente, ha logrado superarlo y ha encontrado una forma de mantenerse ocupada y enfocada.
Recientemente, Ana Julia fue trasladada a un nuevo módulo en la prisión debido a obras de remodelación. Esta vez, tuvo que convivir con presas «conflictivas», lo que supuso un nuevo reto para ella. Sin embargo, ha logrado mantenerse firme y seguir adelante. Su fortaleza y su capacidad de adaptación son admirables.
Es importante destacar que, a pesar de su comportamiento modélico dentro de la prisión, Ana Julia es consciente de que hay personas que la odian y que incluso han amenazado con hacerle daño. Por esta razón, se le aplica una medida específico de protección para garantizar su integridad física. Pero a pesar de estas dificultades, ella sigue adelante y no pierde la esperanza de un día volver a la libertad.
En definitiva, la vida de Ana Julia Quezada en prisión es un ejemplo de superación y adaptación. A pesar de las circunstancias adversas, ella ha encontrado la manera de mantenerse ocupada, enfocada y en paz consigo misma. Su comportamiento ejemplar demuestra que, a pesar de sus errores del pasado, todavía hay esperanza y la posibilidad de redimirse.