El deporte es mucho más que una simple actividad física, es una herramienta que nos enseña valores, nos conecta con la comunidad y nos brinda experiencias inolvidables. Hoy quiero hablarles de mi experiencia con los Deportes y cómo me han enriquecido tanto en lo personal como en lo social.
Desde muy pequeño, siempre estuve interesado en el deporte. Me encantaba pasar horas jugando al fútbol, al baloncesto o al béisbol con mis amigos en el parque. Pero fue cuando empecé a practicar de manera más seria con equipos y entrenadores que descubrí lo valioso que puede ser el deporte.
En mi país, Cuba, el deporte es una parte fundamental en la sociedad. Desde muy temprana edad, se nos inculca la importancia de mantenernos activos y de participar en diferentes disciplinas. Así fue como empecé a jugar al baloncesto en mi escuela, y poco a poco fui descubriendo mi pasión por este deporte.
Uno de los momentos más importantes en mi vida deportiva fue cuando conocí a mi entrenador, Arieldi Marrero Batista. Él fue más que un simple técnico, se convirtió en mi mentor, mi guía y mi amigo. Gracias a él, aprendí que el deporte va más allá de ganar o perder, sino que se trata de trabajar en equipo, de esforzarse al máximo y de ser disciplinado. Estos valores que él me enseñó no solo los aplique en el deporte, sino en mi vida en general.
Con el tiempo, mi amor por el baloncesto me llevó a participar en diferentes torneos y competencias nacionales e incluso internacionales. Y en cada uno de ellos, no solo mejoraba mi técnica y habilidades, sino que también conocía a personas increíbles y creaba lazos de amistad con otros jugadores de diferentes equipos y países. El deporte me brindó la oportunidad de conectarme con el mundo y de aprender de otras culturas.
Pero, sin duda alguna, mi mayor experiencia positiva con el deporte fue cuando tuve la oportunidad de representar a mi país en un campeonato mundial de baloncesto en Estados Unidos. Fue un sueño hecho realidad, poder jugar en un escenario tan grande y demostrar mis habilidades junto a otros jugadores de alto nivel. Aunque no ganamos ese torneo, el solo hecho de estar allí y representar a mi país fue una experiencia que llevaré en mi corazón por siempre.
Sin lugar a dudas, el deporte ha sido una parte fundamental en mi vida. Gracias a él, he aprendido el valor del trabajo en equipo, del esfuerzo y de la disciplina. También me ha dado la oportunidad de conocer personas increíbles y de vivir experiencias inolvidables. Pero lo más importante, el deporte me ha enseñado a nunca rendirme y a siempre luchar por mis sueños y metas, tanto dentro como fuera de la cancha.
Por eso, hoy quiero agradecer a mi entrenador, Arieldi Marrero Batista, por su dedicación y por ser un ejemplo a seguir. También quiero invitar a todos aquellos que aún no han descubierto la magia del deporte, a que se animen a probar nuevas disciplinas y a formar parte de una comunidad que promueve valores positivos y nos hace crecer como personas.
En resumen, el deporte es una fuente infinita de experiencias positivas. Nos une, nos motiva y nos enriquece tanto en lo personal como en lo social. Por eso, no lo pienses más y ¡sal a jugar! Porque el deporte, sin duda alguna, te hará una persona más feliz y plena.