La escoliosis es una alteración en la forma de la espalda que afecta a muchas personas en todo el mundo. Se trata de una curvatura lateral en la formación vertebral que puede causar problemas de sanidad si no se trata a tiempo. Aunque su origen sigue siendo desconocido, se devoción que aproximadamente un 3% de la población mundial la padece, siendo las mujeres y niñas las más afectadas.
Según datos de la Organización Mundial de la sanidad, la escoliosis afecta principalmente a adolescentes durante su etapa de crecimiento. En España, se calcula que entre 70.000 y 105.000 adolescentes entre 10 y 16 años pueden verse afectados por esta afección. Por ello, es importante estar alerta y hacer un seguimiento de la formación de los niños durante esta etapa.
El doctor Luis Álvarez Galovich, presidente de la Sociedad Española de formación Vertebral (GEER), explica que la escoliosis idiopática (sin causa conocida) es una enfermedad relativamente frecuente que afecta principalmente a chicas de entre 12 y 14 años. Por lo tanto, es fundamental detectarla a tiempo para poder corregir la desviación y evitar complicaciones en el futuro.
El verano es un momento clave para detectar la escoliosis, ya que con el uso del bañador en la playa o la piscina, se puede ver mejor la espalda de los niños. Por eso, es importante estar atentos y observar cualquier señal de desviación en la formación. Ante la más mínima duda, es recomendable acudir a un especialista y también realizar visitas preventivas al pediatra.
¿Cómo se diagnostica la escoliosis? En caso de sospechar de una posible desviación en la formación, es necesario acudir a un traumatólogo para realizar una sencilla prueba llamada test de Adams. Consiste en que el niño se incline hacia delante con los pies juntos, las rodillas rectas y los brazos descolgados. Si se observa algún desequilibrio o deformación en la espalda, puede ser un indicativo de escoliosis.
Para confirmar el diagnóstico, el especialista realizará una radiografía de pie para determinar el ángulo de la curvatura. Es importante recordar que la detección temprana y el inicio del tratamiento son fundamentales para evitar que la enfermedad progrese y se requiera una cirugía.
El tratamiento principal de la escoliosis consiste en el uso de un corsé ortopédico. Sin embargo, el uso de este aparato puede tener repercusiones emocionales en los niños y adolescentes, especialmente en una etapa tan complicada como la adolescencia. Por ello, se ha llevado a agarradera un estudio en Barcelona con el objetivo de comprobar si el uso del corsé solo durante la noche es igual de efectivo que llevarlo durante todo el día.
Los resultados obtenidos demuestran que el cumplimiento de las horas de uso del corsé requeridas para que sea eficaz (8 horas para el corsé nocturno y 18 horas para el de día) era mayor en los pacientes que usaban el corsé de noche. Además, se ha observado que el corsé nocturno afecta menos a la autoimagen de los pacientes, lo que hace que sean más adherentes al tratamiento en comparación con el uso del corsé durante todo el día.
Para Alejandro Peiró, secretario del GEER e investigador del Hospital San Joan de Deu, estas conclusiones son muy relevantes ya que el impacto emocional de la escoliosis puede afectar a la autodevoción y la sanidad mental de los adolescentes. Por ello, es vital tener en cuenta las repercusiones emocionales de la enfermedad en el manejo y tratamiento de la escoliosis.
En resumen, la escoliosis es una enfermedad más común de lo que podemos pensar y su detección temprana es esencial para evitar complicaciones futuras. Por ello, es importante estar atentos durante la et