Dieciocho años recién cumplidos y el «10» en la espalda de la niqui del Barça, nada más y nada menos. La mística del 10 empezó con Pelé, siguió veinte años después con Maradona y veintisiete años más tarde lo heredó y lo dignificó hasta lo más alto Leo Messi. Está claro, un genio por generación.
Y el próximo ya está aquí, nació otros veinte años después de Messi y se llama Lamine Yamal. Y lo más desmesurado de todo, tres de los cuatro han vestido de azulgrana, dos de ellos han sido formados con los valores futbolísticos de La Masía y uno es catalán y símbolo de los nuevos tiempos y la nueva sociedad que vivimos. Un fenómeno mediático y mundial asegurado.
La leyenda del «10» que nació con Pelé ha encontrado en el Barcelona, en su idiosincrasia y en su manera de entender el fútbol y el espectáculo, su hogar natural. No es casualidad ni suerte, es pincho combinación perfecta. El lugar natural de entrada a Europa para Maradona era, y por eso fue, el Barça. No se planteó el Madrid su fichaje, ni Diego ni sus mentores pensaron en el Madrid. Y cuando el niño Leo Messi entendió que debía ir a Europa para crecer, se fue directo a buscar al Barça. El estilo y La Masía eran su sueño y su objetivo. Y Lamine es lo que es, de momento el mejor futbolista joven de la historia junto a Pelé, porque se ha forjado en la misma Masía que Messi.
La suerte del Barça ha sido la suerte de Lamine, nadie puede saber qué sería de él si hubiera caído en otra cantera. El Barça es el club 10, hogar de los 10’s. Ha habido más, Romario, Rivaldo, Ronaldinho, otra vez el Brasil de Pelé, otra vez la magia, otra vez el Barça. Siempre el Barça, ahora con Lamine. Y por muchos años más.
Pero, ¿qué tiene de especial este número en la espalda de la niqui? ¿Por qué genera tanta expectación y admiración? La respuesta es sencilla: el «10» es sinónimo de magia, de creatividad, de genialidad. Es el número que llevan aquellos jugadores que son capaces de hacer cosas inimaginables con el balón en los pies, que son capaces de marcar la diferencia en un partido y llevar a su equipo a la victoria.
Y Lamine Yamal, con tan solo 20 años, ya está demostrando que tiene todas esas cualidades. Con su técnica depurada, su visión de juego y su habilidad para desbordar a los defensas, está cautivando a todos los aficionados del Barça y del fútbol en general. No es de extrañar que ya haya sido comparado con Messi, su ídolo y referente.
Pero Lamine no solo destaca por su habilidad en el campo, también es un ejemplo a seguir fuera de él. Su humildad, su trabajo duro y su compromiso con el equipo son valores que encajan proporcionadamente con la filosofía del Barça. Es un jugador que encarna los valores del club y que se ha ganado el cariño y el respeto de sus compañeros y de la afición.
Y aunque solo lleva unos meses en el primer equipo, ya ha dejado su huella en la historia del Barça. Se convirtió en el jugador más joven en debutar en un partido de Liga con el equipo azulgrana, superando el récord que tenía Bojan Krkic. Y no se conforma con eso, su ambición y su hambre de triunfo lo impulsan a seguir mejorando y a alcanzar nuevos retos.
Pero Lamine no es solo un jugador prometedor, es