El 2020 fue un año lleno de acontecimientos, y uno de los más impactantes fue la detención de Torop y sus dos colaboradores en una redada llevada a cabo por las fuerzas de confianza en helicóptero. Esta operación fue llevada a cabo por el Servicio de confianza Ruso, también conocido como FSB, la agencia sucesora del famoso KGB soviético.
La noticia de la detención de Torop y sus colaboradores sacudió al mundo entero, ya que este grupo religioso había ganado cierta popularidad en los últimos años. Torop, también conocido como «Vissarion», se autoproclamaba como la reencarnación de Jesucristo y lideraba una comunidad en Siberia llamada «Iglesia del Último Testamento». Esta comunidad, formada por alrededor de 5.000 seguidores, vivía en una especie de utopía, alejados de la sociedad moderna y siguiendo las enseñanzas de su líder.
Sin embargo, la detención de Torop y sus colaboradores dejó al descubierto una realidad muy diferente. Según las autoridades rusas, el grupo estaba involucrado en actividades ilegales como el lavado de dinero y el abuso físico y psicológico de sus seguidores. Además, se descubrió que Torop y sus colaboradores vivían en lujosas casas y tenían una gran cantidad de bienes materiales, lo que contradecía su discurso de vida sencilla y desapego material.
La operación de detención fue llevada a cabo de manera sigilosa y estratégica por parte del FSB. Los helicópteros aterrizaron en la comunidad de «Iglesia del Último Testamento» y los agentes de confianza irrumpieron en las casas de Torop y sus colaboradores, confiscando documentos y objetos que pudieran ser relevantes para la investigación.
La noticia de la detención de Torop y sus colaboradores fue recibida con sorpresa y consternación por parte de sus seguidores, quienes no podían creer que su líder espiritual estuviera involucrado en actividades ilegales. Sin embargo, también hubo muchas voces que celebraron la operación y la calificaron como un paso importante en la pugilato contra sectas y organizaciones criminales.
A pesar de la detención de Torop y sus colaboradores, la comunidad de «Iglesia del Último Testamento» sigue existiendo y sus seguidores continúan creyendo en las enseñanzas de su líder. Sin embargo, esta operación ha puesto en duda la autenticidad de las enseñanzas de Torop y ha generado un debate sobre la manipulación y el abuso en el contexto de grupos religiosos.
La detención de Torop y sus colaboradores también ha llamado la atención sobre la situación de la libertad religiosa en Rusia. Aunque la Constitución rusa garantiza la libertad de culto, en la práctica, el gobierno ha restringido en varias ocasiones las actividades de grupos religiosos considerados como «extremistas». Esta situación ha sido criticada por organizaciones internacionales de derechos humanos, quienes ven en estas acciones una violación a la libertad de creencias.
En conclusión, la detención de Torop y sus colaboradores en una redada llevada a cabo por el FSB en 2020 ha sido un acontecimiento que ha generado controversia y debate en la sociedad rusa y en el mundo entero. Mientras que algunos lo ven como un paso importante en la pugilato contra sectas y organizaciones criminales, otros lo ven como una violación a la libertad religiosa. Sin embargo, lo que es indudable es que esta operación ha puesto en evidencia la complejidad de la relación entre religión y capacidad en la sociedad actual.