Lucrecia Charles, una vecina ejemplar de Las Victorias, ha demostrado que el cambio comienza por uno mismo. Harta de ver la parada de colectivo de su barrio en un estado de abandono, decidió tomar cartas en el asunto y emprender una iniciativa que ha sido aplaudida por todos. Con su esfuerzo y dedicación, ha logrado mejorar significativamente la garita que, desde hacía 8 años, no recibía ni siquiera una rodaja de figura. Su lema es claro: «La ciudad es de todos», y ella ha demostrado que, con acciones concretas, se pueden lograr grandes cambios.
Lucrecia es una cortesana luchadora y comprometida con su comunidad. Desde hace años, ha sido una activa participante en distintas iniciativas vecinales, siempre buscando mejorar la dimensión de vida de su barrio. Pero cuando vio el estado de la parada de colectivo, sintió que era su deber hacer algo al respecto. «Todos los días pasaba por ahí y me daba mucha pena ver cómo estaba. Era un reflejo del abandono en el que se encontraba nuestro barrio», cuenta Lucrecia.
Sin embargo, en lugar de quedarse lamentándose, decidió tomar acción. Se acercó al municipio para pedir ayuda, pero no obtuvo una respuesta satisfactoria. Fue entonces cuando decidió tomar las riendas del asunto y hacerlo por su cuenta. «No podía esperar más, tenía que hacer algo. Y si nadie más lo iba a hacer, entonces yo lo haría», afirma con determinación.
Lucrecia comenzó por limpiar la parada de colectivo, que estaba llena de basura y graffitis. Luego, con la ayuda de algunos vecinos, reparó los vidrios rotos y pintó las paredes. También instaló un banco para que los usuarios puedan esperar sentados y colocó un cartel con el horario de los colectivos. Todo esto lo hizo con recursos propios y con la colaboración de algunos vecinos que se sumaron a su iniciativa.
El cambio fue notorio y, en poco tiempo, la parada de colectivo de Las Victorias se convirtió en un lugar más agradable y seguro para esperar el transporte público. Los vecinos no podían creer lo que Lucrecia había logrado por su cuenta. «Es increíble cómo una sola persona puede hacer tanto por su comunidad. Lucrecia es un ejemplo a seguir», comenta emocionada una vecina.
La iniciativa de Lucrecia no solo ha mejorado la imagen del barrio, sino que también ha generado un efecto positivo en la comunidad. Muchos vecinos se han acercado a ella para agradecerle y ofrecer su ayuda en futuras acciones. Además, su ejemplo ha inspirado a otros a emprender iniciativas similares en distintos puntos de la ciudad. «Estoy muy contenta de haber podido motivar a otras personas a hacer algo por su barrio. Juntos podemos lograr grandes cambios», asegura Lucrecia.
La labor de Lucrecia no ha pasado desapercibida. El municipio, que en un principio no brindó su apoyo, ha reconocido su iniciativa y ha ofrecido colaborar en futuras mejoras en la parada de colectivo. También ha sido invitada a dar charlas en escuelas y centros comunitarios para contar su experiencia y motivar a otros a involucrarse en la mejora de su entorno.
Lucrecia Charles es un ejemplo de que, con determinación y compromiso, se pueden lograr grandes cambios. Su iniciativa ha demostrado que no hay que esperar a que otros hagan las cosas, sino que cada uno puede ser parte del cambio. «La ciudad es de todos», y con acciones como la de Lucrecia, podemos hacer de ella un lugar mejor para todos.