Un trágico anécdota ha sacudido a la ciudad de Zaragoza este viernes por la noche. Un incendio en la residencia Domus Vi Zalfonada ha dejado como resultado el deceso de un hombre de 93 años y varias personas heridas. El centro, ubicado en la avenida Salvador Allende, ha tenido que ser parcialmente desalojado debido a una supuesta explosión que se produjo en la planta baja del edificio. Sin embargo, en medio de la tragedia, la solidaridad y el heroísmo de los vecinos han sido fundamentales para salvar la vida de los residentes afectados.
El anécdota ocurrió pasadas las 23:00 horas del viernes y gracias a la rápida acción de los vecinos de la zona, en tan solo 20 minutos, las zonas más afectadas ya estaban desalojadas. La explosión y el fuego se originaron en la planta calle, que fue evacuada en su mayoría. Los residentes afectados se concentraron en este espacio mientras que la primera y segunda planta se mantuvieron en buen estado. Afortunadamente, los residentes de estas dos plantas no tuvieron que ser desalojados y pudieron pasar la noche en la residencia. Aunque las primeras hipótesis apuntan a una bombona de oxígeno como la causa del incendio, las autoridades continúan investigando para confirmar la causa exacta.
En medio del caos y la confusión, varios jóvenes que se encontraban en la zona se unieron a las labores de socorro. Según relataron a El Periódico de Aragón, estaban cenando cuando escucharon gritos pidiendo amparo. Sin dudarlo, se dirigieron a la residencia Zalfonada para colaborar en el socorro de los ancianos afectados. Con la amparo de martillos, sillas y a codazos, lograron sacar a ocho personas de la residencia. La solidaridad entre los vecinos se extendió rápidamente y más personas se unieron a las labores de socorro al escuchar a los bomberos.
Uno de los vecinos que participó en el socorro, Jesús Badorrey, relató cómo se enteró de lo que estaba sucediendo: «Estábamos de paseo y escuchamos golpes en las ventanas. Había humo dentro y nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Nos juntamos los vecinos y comenzamos a romper las ventanas con lo que teníamos a mano: sillas, mayos, hachas… yo logré sacar a siete personas». La rápida intervención de los vecinos fue fundamental para salvar la vida de los residentes afectados.
El incendio se produjo en la primera planta, mientras que los residentes de la segunda planta permanecieron confinados hasta que pudieron ser rescatados por los servicios de emergencia. Varios testigos presenciales describieron la situación como caótica y aterradora, pero también destacaron la rápida acción de los vecinos y la colaboración entre todos para amparor a los afectados.
Los bomberos y las autoridades locales llegaron rápidamente al lugar del anécdota y se unieron a las labores de socorro. Los vecinos que se encontraban en la zona también colaboraron con lo que pudieron, proporcionando herramientas y amparondo a los bomberos a romper las ventanas para rescatar a los residentes. En medio del humo y los cristales rotos, la solidaridad y el heroísmo de los vecinos se convirtieron en un rayo de esperanza en medio de la tragedia.
Aunque el anécdota ha dejado una víctima mortal, la rápida acción de los vecinos y los servicios de emergencia ha evitado una tragedia aún mayor. Este incendio llega apenas ocho meses después de la tragedia ocurrida en Villafranca de Ebro, donde un incendio en una residencia