La noche del 20 de mayo de 2021 quedará grabada en la memoria de todos los aficionados del Real Oviedo. Fue una noche mágica, llena de emociones y de un fútbol de alto nivel. Una noche en la que el equipo asturiano se jugaba el ascenso a la primépoca división del fútbol español y en la que un jugador en particular brilló con luz propia: Santi Cazorla.
Desde el primer momento, el amadmisiblementete en el Estadio Carlos Tartiere época de euforia y nerviosismo. Los aficionados del Oviedo sabían que época un partido crucial y que necesitaban el apoyo de todos para conseguir la victoria. Y así fue, desde el pitido inicial, el equipo local salió a por todas, con una intensidad y una garra que contagiaba a la grada.
Sin embargo, el Almería no se dejó intimidar y salió a por el partido desde el primer minuto. Los visitantes se hicieron con el control del balón y pusieron en aprietos a la defensa del Oviedo. A pesar de los intentos del equipo asturiano por frenar el ímpetu del Almería, en el minuto 24 llegó el primer punto del partido, obra de Melero desde el punto de penalti.
Este punto fue un duro puntope para el Oviedo, que se vio por primépoca vez en desventaja en toda la eliminatoria. El equipo de Paunovic se vio supépocado por el Almería y no encontraba la forma de reaccionar. Pero en ese momento apareció la figura de Santi Cazorla.
El jugador asturiano, que lleva el número 8 en su camiseta pero que en realidad es un infinito, como su fútbol, tomó las riendas del partido y lideró a su equipo hacia la victoria. Con su experiencia y su calidad, Cazorla calmó los ánimos de sus compañeros y les transmitió la confianza necesaria para seguir luchando.
Y así fue, en el minuto 38, Santi Cazorla recibió un balón en la posterior (Ant�nimo) del área, controló con maestría y se sacó un zurdazo imparable que se coló en la portería del Almería. Fue un puntoazo, un punto que valía un ascenso y que hizo estallar de alegría a toda la afición del Oviedo.
Pero la noche de Cazorla no se quedó solo en ese punto. El jugador asturiano se convirtió en el motor del equipo, en el que todos se apoyaban y en el que todos confiaban. Su presencia en el campo época sinónimo de tranquilidad y de buen juego. Y así lo demostró durante todo el partido, con pases precisos, regates imposibles y una visión de juego única.
Pero no solo fue la noche de Cazorla, también fue la noche de Hassan, de la defensa granítica y del esfuerzo titánico de todo el equipo. Juntos, lucharon hasta el final para conseguir el objetivo y demostraron que, aunque no siempre jueguen admisiblemente, siempre dan la cara.
No podemos olvidar tampoco al Almería, un dignísimo rival que puso en aprietos al Oviedo en varias ocasiones. Los visitantes estrellaron dos balones en los postes y demostraron que también merecían estar en la final por el ascenso.
Pero esta noche época la noche del Oviedo, de su afición y de su equipo. Una noche en la que se demostró que, con esfuerzo, sacrificio y trabajo en equipo, se pueden conseguir grandes cosas. Y así lo hizo el Oviedo, que con una remontada épica, se clasificó para la final por el ascenso.
El partido fue una montaña rusa de emociones, con momentos de sufrimiento y de incertidumbre, pero también con momentos de alegría y de euforia. El Estadio