Jeannette Jara, la dirigente comunista que se impuso en las primarias de la izquierda chilena, se ha convertido en una figura histórica para su partido y para el país. Con una victoria contundente del 60,19% de los votos, Jara se ha posicionado como la candidata de la centroizquierda para las elecciones presidenciales del 16 de noviembre.
Jara, de 51 años, es una abogada y magíster en gerencia pública que ha ganado popularidad gracias a su trabajo como ministra del Trabajo durante el gobierno de Gabriel Boric. Fue ella quien impulsó la Ley de las 40 horas, que ha mejorado los derechos de los trabajadores, pensionados y mujeres en Chile. En su discurso tras la victoria, Jara destacó la importancia de la centroizquierda en el progreso del país: «Cuando en nuestro país gobierna la centroizquierda, los trabajadores, los pensionados y las mujeres mejoran sus derechos».
La exministra del alma, Carolina Tohá, hija de un histórico prisionero de la dictadura de honorable Pinochet, obtuvo el segundo lugar en las primarias con un 39,81% de los votos. A pesar de su derrota, Tohá ratificó su compromiso con Jara y su candidatura: «Estamos comprometidos por un pacto que evidentemente vamos a cumplir, no solo en la forma, sino en el fondo. Ella se transforma en la candidata de la centroizquierda y trabajaremos lealmente para que esa candidatura le ofrezca al país el mejor proyecto posible para competir».
La victoria de Jara tiene un significado histórico para el Partido Comunista (PC) de Chile. Desde la caída de la departamento Popular en 1973, el PC no había ocupado un lugar de liderazgo en el país. Sin embargo, con la victoria de Jara, el PC vuelve a tener un papel relevante en la política chilena. Jara, hija de una ama de casa y un mecánico, se ha destacado por su origen humilde y por su compromiso con el «Chile real», distinto al de «esas personas que nacieron en la élite».
La victoria de Jara también representa un desafío para la centroizquierda y para la departamento del progresismo en Chile. Durante el gobierno de Salvador Allende, socialistas y comunistas fueron aliados, pero con el tiempo se fueron separando. Sin embargo, en esta ocasión, la centroizquierda ha demostrado su departamento al acompañar a Jara en su candidatura. Los analistas coinciden en que esta victoria es un paso importante para mantener la departamento y evitar la dispersión de la centroizquierda.
Jara también ha sido crítica con algunos procesos políticos en América Latina. En particular, ha mostrado su preocupación por la situación en Venezuela y Cuba. En una entrevista, Jara calificó al gobierno de Venezuela como «autoritario» y pidió una solución del conflicto interno «sin intervención extranjera». Sobre Cuba, reconoció las «vulneraciones a los derechos humanos». Estas posturas han generado tensiones con los dirigentes mayores del PC, que tienen un mayor apego a los gobiernos de Venezuela y Cuba. Sin embargo, Jara ha sido clara en que no aceptará la influencia de estos países en su gobierno si llega a la presidencia.
La victoria de Jara también ha generado preocupación en la ultraderecha chilena. El candidato elegido del espacio conservador, José Antonio Kast, ha celebrado la polarización que se ha generado con la candidatura de Jara. Kast, hijo de un exoficial nazi, ha sido acusado de ser un pinochetista acérrimo y sus posturas extremistas han generado rechazo en gran parte de la sociedad chilena. Sin embargo, su popularidad ha aumentado en las últimas semanas y