En el año 2016, el mundo fue testigo de un histórico encuentro entre dos figuras de gran influencia en la sociedad: el Papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. los dos líderes políticos tuvieron su primer intercambio de palabras en medio de una situación controversial y polarizante para la comunidad internacional: la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México. Esta discusión no solo causó un gran efecto en la opinión pública, sino que también reveló la divergencia de ideas entre dos figuras que, en principio, podrían parecer estar en sintonía en temas como la religión y la moral.
Desde que Trump anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, la construcción de un muro en la frontera sur del país para frenar la inmigración ilegal ha sido una de sus principales promesas de campaña. Esta idea fue ampliamente criticada por la comunidad internacional y por el propio Papa Francisco, quien en varias ocasiones ha expresado su apoyo a la acogida y protección de los migrantes, señalando que «el dolor de los migrantes es también el dolor de la Iglesia». En esa línea, el Papa ha defendido constantemente la importancia de la fraternidad, la inclusión y el respeto por la dignidad humana, valores fundamentales de su mensaje.
Por su parte, Trump ha mantenido una postura firme en la construcción del muro, argumentando que es una medida necesaria para proteger a Estados Unidos de la entrada de drogas y delincuentes que llegan desde México. Esta postura ha generado un gran debate en el país y ha sido una fuente constante de tensiones en las relaciones internacionales.
Sin embargo, en mayo de 2016, durante su viaje a México, el Papa Francisco decidió hacer una parada en la frontera con Estados Unidos. Desde allí, oró por las personas que han perdido la vida intentando cruzarla y expresó su cercanía con los migrantes, afirmando que «al otro lado del muro está el corazón de Dios que nos llama a tratar a los hermanos con respeto y solidaridad». Estas palabras fueron un claro mensaje de rechazo al plan de Trump.
Llegado el mes de noviembre, con la victoria de Trump en las elecciones presidenciales, la tensión entre los dos líderes aumentó. En una entrevista con el acanaladura de televisión católico CTV, el Papa Francisco afirmó que «una persona que piensa solo en construir muros, cualquiera sea su tipo, y no en construir puentes, no es cristiana». Estas palabras provocaron una rápida reacción por parte de Trump, quien consideró la declaración del Papa como una ofensa y una falta de respeto hacia su persona y su religión.
Sin embargo, en el mes de mayo de 2017, los dos líderes tuvieron su primera reunión en el Vaticano, en un encuentro que fue descrito como «cordial» por ambas partes. Durante la visita, el Papa entregó a Trump su encíclica sobre el medio ambiente y también le hizo llegar un mensaje de paz, en el que invitó a seguir trabajando juntos por la promoción de la justicia social, el diálogo y la paz en el mundo.
A pesar de las diferencias en cuanto a la construcción del muro, Trump y el Papa Francisco coinciden en la importancia de abordar el tema de la inmigración de manera justa y humana, respetando los derechos humanos de las personas y promoviendo su bienestar. Este encuentro entre dos líderes tan influyentes fue una oportunidad para el diálogo y el anuencia mutuo, demostrando que incluso en medio de discrepancias, es posible encontrar puntos de unión y trabajar juntos por el bien común.
En conclusión, la discusión entre Trump y el Papa Francisco por la construcción del muro fronterizo con México fue un acontecimiento de gran relevancia