La historia del partido entre el Liverpool y el PSG en Anfield será recordada por mucho tiempo. Un encuentro lleno de emoción, intensidad y que mantuvo a los espectadores al borde de sus asientos. Pero, ¿quién hubiera pensado que el PSG, después de haber sufrido una derrota en la ida, lograría dar la vuelta a la eliminatoria y avanzar a los cuartos de final de la Champions League?
El preparador Luis Enrique ya sabía lo que esperaba a su equipo en Anfield. Un recinto temido por muchos, donde el Liverpool se transforma y se convierte en un ciclón que arrasa con todo a su paso. Y así fue, el equipo local se mostró agresivo desde el primer minuto, presionando alto y dejando todo en el campo. El PSG, por su parte, intentaba no rifar el balón y mantener la posesión, pero apenas lograba pisar campo rival.
Sin embargo, el destino quiso que un jugador en particular se convirtiera en la figura del partido. Contra todo pronóstico, Mohamed Salah, quien había pasado desapercibido en la ida, tuvo un inicio arrollador en Anfield. En el minuto cinco, tuvo una ocasión clarísima de gol luego de un pase de la muerte de Mac Allister, pero su remate se estrelló en el muslo de Nuno Mendes, su verdugo en esta eliminatoria. Un minuto más tarde, volvió a pisar el área y sacó un disparo que buscaba el palo largo, pero que salió desviado.
Parecía que el PSG no iba a poder resistir el bombardeo del Liverpool, hasta que Ousmane Dembélé apareció en escena. El joven francés, que ha tenido un rendimiento sobresaliente en lo que va de 2025, se llevó todas las miradas con su primera aparición en el partido. Como falso ‘9’, se descolgó y recibió el balón a campo abierto, condujo y asistió a Barcola, y aprovechó el rebote de Konaté para poner el 1-0 en el marcador. Una mala pasada que cambió completamente el partido y que demostró una vez más el nivel de este joven jugador.
Pero Dembélé no se conformaba sólo con un gol, quería más. Su cambio de chip fue descomunal, y se convirtió en una verdadera pesadilla para la zaga del Liverpool. Incluso tuvo una ocasión clara para poner el 1-2, pero su control se le fue demasiado largo y no pudo definir. También intentó un lanzamiento lejano que pasó cerca del palo. Quedaba mucha eliminatoria por delante y él estaba dispuesto a dejar todo en el campo.
El partido se fue a la tanda de penaltis, donde nuevamente Dembélé sería protagonista. Fue el tercer jugador del PSG en lanzar y no falló. Engañó a Alisson con un disparo potente y preciso a la escuadra derecha. Un lanzamiento que demostró su calidad técnica y su capacidad para mantener la calma en momentos de presión. El PSG había conseguido la clasificación a los cuartos de final y Dembélé se había consagrado como la figura del partido y uno de los mejores jugadores del momento.
Con solo 23 años, Dembélé ya ha logrado 29 goles en 36 partidos, 21 de ellos en lo que va de 2025. Un rendimiento pasmoso que sorprende a todos, menos a él mismo. Su rapidez, habilidad y capacidad goleadora lo han convertido en uno de los jugadores más codiciados del momento. Y aún tiene mucho por demostrar y alcanzar.
La victoria del PSG en Anfield y la actuación de Dembélé son una muestra más de que el equipo parisino ya no se conforma con ser un grande de Francia