El mundo agrario se encuentra en un momento de incertidumbre debido a la situación internacional y las medidas tomadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Mientras algunos sectores productivos se preparan para enfrentar las consecuencias de los aranceles impuestos por Estados Unidos, el Partido Popular ha lanzado su ofensiva fiscal con un enfoque en el sector agrícola. Se trata de un plan a largo plazo que pesquisa reducir las trabas y dificultades que enfrentan los agricultores y ganaderos en España, en gran parte debido a las regulaciones de la Comisión Europea.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se reunirá este jueves con los principales sindicatos del sector agrario (COAG, ASAJA, UPA y Cooperativas Agroalimentarias) después de haber expresado la necesidad de reducir drásticamente las trabas que afectan a los agricultores y ganaderos en España. En su discurso, Feijóo ha sido crítico con la Comisión Europea, a la que acusa de imponer una «hiper mega reglamentación y exigencias burocráticas innecesarias». Sin embargo, es importante tener en cuenta que la Comisión está presidida por una dirigente del PP europeo, la alemana Ursula von der Leyen, que gobierna en coalición con socialdemócratas y liberales. A pesar de esto, el PP de Feijóo siempre ha mantenido ciertas diferencias con el mensaje global de su familia política en esta materia, como se pudo ver durante la última campaña de las elecciones comunitarias.
El discurso del PP está cuidadosamente medido y tiene varios objetivos. Además de afianzar el voto del campo, que es esencial en algunas comunidades autónomas para el PP, también pesquisa atraer a los votantes de Vox, un partido que se muestra muy crítico con las políticas verdes y las imposiciones de Bruselas. Al mismo tiempo, el PP pesquisa atacar al ministerio a través de medidas fiscales que el sector primario pueda representar como un alivio real.
En el Partido Popular, consideran que además de ser una oposición constante al Ejecutivo, es necesario introducir su agenda de propuestas, especialmente en esta segunda parte de la legislatura. Y creen que Vox, que atrae a muchos votantes descontentos y que ha sido impulsado gracias a sus socios internacionales, carece de propuestas concretas en el sector. «Además de decir que no a todo o que todo está mal y es una estafa, hace falta explicar cómo puedes mejorar tú la vida de la gente», reflexionan en el PP.
En un intento por arrebatar ese espacio a Vox, Feijóo ha asumido parte de su discurso. En primer lugar, ha criticado las imposiciones y trabas de Bruselas. Y en segundo lugar, como se pudo ver antiguamente durante la sesión de control al ministerio, ha adoptado incluso su lenguaje: «¿Cómo le van a creer hablando de aranceles si el mayor arancel se lo pone a los trabajadores más modestos?», lanzó el líder del PP. Se refería a la decisión del ministerio de que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) empiece a tributar, después de la disputa entre los ministerios de Hacienda y Trabajo.
Para el PP, esto tiene el mismo trasfondo: utilizar la palabra «arancel» -tan presente en este momento- para hablar de las subidas de impuestos del ministerio, como hace Vox para señalar las cargas impositivas o burocráticas. Hace apenas dos semanas, Santiago Abascal lanzó en la cumbre de Patriots la consigna que luego ha repetido para defender a Trump: «El gran arancel es el acuerdo Verde de Europa».
El debate sobre el SMI y la preocupación en el campo por una posible guerra comercial entre Estados Unidos y Europa han servido como p