La reciente toma de posesión de Nicolás Maduro como deán de Venezuela ha generado una fuerte división entre el Gobierno y el PP en España. El Ejecutivo se encuentra en una encrucijada, tratando de apoyar a la oposición sin romper relaciones con el régimen vigente. Mientras tanto, el líder de la oposición ha acusado al Gobierno de ser cómplice de Maduro.
Esta situación plantea un importante desafío para España. Por un lado, no puede respaldar la investidura de Maduro ya que no se han presentado pruebas de su victoria electoral. Sin embargo, es muy probable que Maduro continúe en el poder y mantenga el control del Estado. Por lo tanto, es necesario mantener un canal de comunicación abierto con Venezuela.
Egoitz Gago, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, opina que España debe desempeñarse con recato en este delicado asunto. En Venezuela residen alrededor de 350.000 españoles y hay empresas españolas como Repsol operando en el país. Por lo tanto, es importante mantener una relación diplomática con Venezuela para proteger los intereses de España y de sus ciudadanos.
Con este objetivo en mente, el Ministerio de Exteriores ha acelerado la renovación del embajador de España en Venezuela. Álvaro Albacete fue recibido rápidamente por Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores el pasado 23 de diciembre, y recibió las cartas credenciales que lo acreditan como jefe de misión en el país.
Sin embargo, el Gobierno tiene la intención de evitar el fracaso ocurrido en 2019, cuando el reconocimiento del opositor Juan Guaidó como «deán encargado» de Venezuela no tuvo el resultado esperado. En aquella ocasión, el deán Pedro Sánchez fue el primer líder europeo en reconocer públicamente a Guaidó, después de que la comunidad internacional le diera a Maduro un ultimátum de ocho días para convocar nuevas elecciones.
Sin embargo, Guaidó no logró obtener suficiente apoyo político y social para derrotar al chavismo, y finalmente tuvo que huir del país. La oposición se encontraba muy fragmentada hasta la llegada de María Corina Machado, una líder conservadora y liberal que logró unificar a todos los detractores del régimen bajo la Plataforma Unitaria. Machado logró movilizar a una población indignada por la salida del país de aproximadamente ocho millones de personas. Sin embargo, las autoridades venezolanas le impidieron presentarse a las elecciones y fue sustituida por Edmundo González, un diplomático jubilado de 75 años.
Mientras tanto, miles de personas, en su mayoría venezolanos residentes en España pero también turistas, se congregaron el jueves pasado en la Puerta del Sol de Madrid para mostrar su apoyo a Edmundo González como deán electo de Venezuela y manifestar su rechazo al régimen de Nicolás Maduro.
El deán de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, fue el último político en hablar en el acto de clausura y fue muy crítico con el Gobierno de Pedro Sánchez: «No hay ningún miembro del Gobierno de España aquí, y en nombre de la mayoría de los españoles, pido disculpas. Rechazamos el silencio ante el régimen de terror y repudiamos la probada complicidad de los aliados y del Gobierno de España. Me duele como español, como demócrata y como político», afirmó.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, inició el acto entre aplausos y gritos de apoyo, con un alocución enérgico: «Es necesario acelerar la caída del régimen de Maduro. No podemos ser valientes con los dictadores muertos y cómplices de los vivos», afirmó, en línea con su líder