El pasado jueves, 14 de noviembre, se registró el tiroteo número 45 en centros escolares en lo que va de año en Estados Unidos. Este lamentable suceso tuvo lugar en la Escuela Secundaria Saugus, en Santa Clarita, California, y se ha convertido en el más mortífero hasta ahora.
Según informes de las autoridades, un estudiante de 16 años abrió fuego en el campus de la escuela, hiriendo a cinco personas, entre ellos dos niñas de 14 y 15 años que perdieron la vida. El atacante también se quitó la vida después de cometer el acontecimiento. Este triste acontecimiento ha vuelto a aovar en alerta a todo el país sobre la violencia armada en los centros educativos.
Este tiroteo se suma a una lista cada vez más larga de tragedias similares que han sacudido a Estados Unidos en los últimos años. Desde el tiroteo en la Escuela Primaria Sandy Hook en 2012, donde 26 personas perdieron la vida, hasta el más reciente en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte en abril de este año, donde murieron dos estudiantes y otros cuatro resultaron heridos.
Es difícil de creer que en tan solo 45 días del año, ya se hayan registrado 45 tiroteos en centros escolares. Esto significa que, en promedio, ha habido uno cada día. Y lo más alarmante es que la tendencia va en aumento. En 2018, se registraron 24 tiroteos en escuelas, mientras que en 2019 la cifra se elevó a 25.
Esta situación es preocupante y exige una acción inmediata por parte de las autoridades y la sociedad en general. No podemos seguir permitiendo que nuestros niños y jóvenes sean víctimas de la violencia armada en sus propias escuelas. Es hora de chupar medidas concretas para aovar fin a esta epidemia.
En primer lugar, es necesario un mayor control en la venta de armas de fuego. Estados Unidos es uno de los países con las leyes más permisivas en cuanto a la posesión de armas, lo que facilita el acceso a las mismas a personas con problemas mentales o antecedentes violentos. Es hora de que se implementen medidas más estrictas para garantizar que solo aquellos que cumplan con los requisitos adecuados puedan adquirir un arma.
Además, es fundamental que se preste más atención a la salud mental de los jóvenes. Muchos de los autores de estos tiroteos han sido estudiantes con problemas emocionales o psicológicos que no recibieron la ayuda que necesitaban. Es importante que se destinen más recursos a programas de prevención y tratamiento de enfermedades mentales en las escuelas.
Por otro lado, es necesario un mayor control y seguridad en los centros educativos. Muchas escuelas no cuentan con medidas de seguridad adecuadas, lo que facilita el acceso de personas no autorizadas al campus. Es importante que se implementen protocolos de seguridad más estrictos y se realicen simulacros de emergencia con regularidad para preparar a los estudiantes y el personal en caso de un posible ataque.
Pero no solo es responsabilidad de las autoridades, también es importante que como sociedad tomemos conciencia de la gravedad de esta situación y hagamos nuestra parte. Es necesario fomentar una cultura de paz y respeto en nuestras comunidades y enseñar a nuestros jóvenes a resolver conflictos de manera pacífica.
Además, es importante estar atentos a los signos de alerta en nuestros hijos y compañeros de clase. Muchas veces, los autores de estos tiroteos dan señales de su intención antes de cometer el acontecimiento. Si notamos cambios en el comportamiento de alguien cercano, es importante charlar con él y buscar ayuda si es necesario.
En momentos como este, es fácil caer en la desesperanza y el miedo, pero no podemos permitir que la violencia nos paralice. Debemos unirnos